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Hasta mayo de 2013 pocas autonomías ponían límites a los alquilarle de la vivienda propia a turistas para que pasasen unos días en España y la Ley de Arrendamientos Urbanos, estatal, siempre que se tributara por los ingresos. Pero la cosa ha cambiado y hace dos años el Gobierno sacó las viviendas turísticas de esa legislación e invitó a las comunidades autónomas a regular a su antojo. Cada una lo ha afrontado de manera distinta y, además, ha tenido que dejar espacio a que los municipios, responsables de los planes urbanísticos, puedan imponer sus límites. Al final hay una ensalada de leyes que permite o prohíbe arrendar apartamentos separados por unos kilómetros.